sábado, 22 de noviembre de 2014


Por Carlos ReynosoDepartamento de Ciencias Antropológicas Facultad de Filosofía y Letras Universidad deBuenos Aires http://carlosreynoso.com.ar 


Ni duda cabe que las redes sociales son el tema dominante en lo que va del siglo. Aunque en los servicios que las encapsulan ya han habido varias pérdidas (no siempre colaterales), se trata también de un elemento de cambio civilizatorio que recién está comenzando a tomar
Naturalmente, este progreso no implica una mejora global en la calidad de vida, ni tiene por objeto impartir justicia, ni construye las bases de una sociedad igualitaria. Pero demonizar su naturaleza, minimizar la existencia o impugnar el carácter profundamente humano de estas experiencias es acaso, creo, la ingenuidad más corta de miras en que se puede incurrir.
El carácter ecuménico y la profundidad de alcance que están tomando las redes sociales, por otro lado, acarrean los riesgos simétricos de la condena ciega y de la celebración acrítica. Es como si las elecciones que acompañan a los cambios en los usos culturales involucraran una decisión moral, tanto más moral cuanto más drástico se nos presenta el cambio.
Estamos en una situación que se asemeja en algún sentido a lo que postulara Umberto Eco en su Apocalípticos e integrados en la cultura de masas, salvo que a una escala mucho más amplia que el de las meras industrias culturales y con una modalidad que ni la semiótica sesentista ni la literatura de anticipación precedente tuvieron la inteligencia de profetizar. 

impulso a caballo de una tecnología que desmiente, cada día que pasa, el dictamen posmoderno que establecía el colapso de la idea de progreso.

 La expresión “red social” fue acuñada por el antropólogo de la venerable Escuela de Manchester John A. Barnes a principios de los años ‘50, con vistas a aplicarlaal estudio de las sociedades complejas que se estaban gestando, descolonización mediante, en las ciudades del Africa. El concepto, por desdicha, no tuvo mayor continuidad dentro de la disciplina, y el análisis de redes sociales fue más bien impulsado por las corrientes estructurales de la sociología. Hoy en día, tras treinta años de sueño hermenéutico y conformismo posmoderno, puede que los antropólogos no estén en la mejor forma para recuperar lo suyo y volver a situarse en la vanguardia del abordaje científico en el estudio de las redes. Pero de algún modo fueron los creadores de la idea, por lo que propongo llamar a las redes sociales virtuales de última generación (Facebook, Twitter y demás) redes sociales de segundo orden (RSSO), tanto por su posición histórica como por su contingencia y virtualidad.

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